Por Martín Granovsky (*)
Como es un oficio, sería tonto definirlo. Cada uno lo ejerce como quiere y puede. Como le gusta y piensa que debe. Como le dejan, o a pesar de. Pero con una mano en el corazón, queridos periodistas y no periodistas, ¿acaso no nos damos cuenta cuando un periodista es bueno o es malo? ¿No distinguimos entre el fuego y la burocracia, el orgullo y la indiferencia, la curiosidad y la arrogancia? ¿Entre la modestia y el vedettismo? ¿Entre el rigor del dato y el me parece porque se me canta?
FELICIDADES A TODOS LOS PERIODISTAS
7 DE JUNIO DEL 2008
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